POR ROBERTO GARCÍA JUSTO.
Huatusco en Linea
MOTIVO PARA APRENDER.
No sabemos con exactitud la fecha, pero estamos seguros que la educación en nuestras comunidades era diferente una de otra, debido a que los abuelos vivían apegados a sus tradiciones y costumbres. Por necesidad se dedicaban al cultivo de la tierra, caza de animales, pesca y recolección de frutos. En alguna parte existía una persona adulta que enseñaba lo elemental, pero los padres no mandaban a los niños porque los utilizaban en las labores del campo, así como al pastoreo de cabras y vacas.
El enseñante tenía que recorrer las casas para cerciorarse de la presencia de algún pequeño en edad para recibir instrucción. Antes de que llegara los escondían porque decían que los privaban de un apoyo importante que los auxiliaba en actividades de toda índole. Cuando lo disponía el jefe de la casa, daba la oportunidad a los varones para asistir a tomar clases, pero para las mujeres no había esa facilidad, debido que a ellas se les asignaba la tarea de aprender las labores del hogar, con la idea que en el futuro fuera una mujer trabajadora, honrada y respetada.
Cuando no tenían suficiente tierra de labranza, emigraban a otros lugares para alquilarse como peón recibiendo a cambio maíz, frijol o picante. Durante la época de cosecha del café, todos los de casa se iban al corte, cerraban con tablas la vivienda y la encargaban con el vecino y los jovencitos veían interrumpido el periodo de aprendizaje, por el abandono de la escuela, que por lo regular no contaba con el ciclo completo, apenas llegaba a tercer o cuarto año.
Había quienes salían inteligentes, pero con las limitaciones escolares en la congregación, pedían permiso al padre para irse a otra ciudad que ofreciera algo más relevante. Las necesidades económicas y la distancia de los centros avanzados, los obligaba a regresar a sus actividades normales que consistían en sembrar y recoger el fruto, además de proveer el hogar de leña y agua para consumo. Y las mujeres madrugaban para moler el nixtamal, hacer el itacate para llevar a la finca.
En el seno familiar se daba importancia a la educación que impartían los adultos, desde pequeño les inculcaban respetar a los mayores, nunca responder de mala gana a los ancianos, se les enseñaba a usar de forma correcta el español o la lengua materna, antes de salir al campo, se realizaba una especie de oración, para que la siembra fuera buena, dando gracias a la tierra por su generosidad, también se efectuaba un ritual para que la lluvia no fuera escasa ni abundante.
Todo tenía sustento en la creencia, ya que, cuando se iniciaba la construcción de una choza, los propietarios realizaban una especie de oración para que esta fuera lo suficientemente fuerte con la capacidad de soportar las inclemencias del tiempo, y diera suficiente protección a sus habitantes, y alejara los malos espíritus que por las noches se hacen presente. Los instrumentos de labranza eran considerados sagrados, procuraban utilizarlos de forma correcta sin darle otra actividad distinta a la designada.
Las experiencias sufridas pronto afectaron los sentimientos de muchos ya que hubo muchachos que se fueron a la ciudad a trabajar, cuando regresaron cambiaron su forma de vida, hubo quienes se avergonzaban de sus orígenes. Los que se capacitaron y ganaron dinero, lo usaron para burlarse de sus compañeros que no tuvieron la misma suerte. En realdad debemos orientar a ellos para que en esta nueva época de modernización, conservemos parte de lo nuestro, para que en el futuro no desperdiciemos nuevos valores y que el progreso nos incluya a todos
No hay comentarios:
Publicar un comentario